lunes, 22 de febrero de 2010

PEDAGOGIA DEL OCIO

PEDAGOGIA DEL OCEO

La pedagogía del ocio es la parte de la pedagogía que se encarga del ocio, del tiempo libre de las personas. Se ocupa de la educación en y para el ocio, de enseñar qué se puede hacer. Se encarga de dirigir a los individuos hacia ocupaciones y actividades provechosas, fructíferas y beneficiosas durante el tiempo libre que les queda. Esta educación no es solo para niños y jóvenes, sino para todo el conjunto de la sociedad, pues tiempo libre lo tienen todos (aunque en distinta medida), por lo tanto, esta pedagogía del ocio se ocupa de enseñar a todos los individuos (sin importar edad, sexo, raza…) a ocupar ese tiempo que nos queda después de cumplir las obligaciones.
AMBITOS DE LA PEDAGOGIA DEL OCIO
• Colonias de verano y campamentos: una colonia de vacaciones consiste en una estancia más o menos corta (10 a 15 días normalmente) en un medio generalmente rural o en plena naturaleza, de un grupo de niños o jóvenes al cargo de unos cuantos monitores.
• Ludotecas: Las Ludotecas son espacios de expresión lúdica, creativa, dirigida a niños, jóvenes, adultos y abuelos donde todos se divierten con espontaneidad, libertad y alegría.
• Parques infantiles y espacios abiertos para el tiempo libre: en los parques infantiles generalmente no hay una intervención educativa presencial, directa y profesional, pero cada vez se hace más indispensable que se tomen en consideración criterios pedagógicos.


Los principios generales de la pedagogía del ocio son los siguientes:

1.- Respetar la autonomía y la libre elección. La pedagogía del ocio ha de ir dirigida a enseñar a crear, no sólo a consumir; ha de generar alternativas para que se pueda elegir, ha de fomentar y no suplir.
2.- Armonizar la diversión, creación y el aprendizaje en las actividades de ocio que se realicen en el tiempo libre, tanto de forma individual como colectiva.
3.- Respetar la contemplación frente el activismo desenfrenado que impregna nuestra sociedad. Toda persona, en su tiempo libre, tiene derecho a no hacer nada, y la ociosidad que conlleva el no realizar actividad alguna puede servir no sólo como terapia sino como fuente de aprendizaje, si la contemplación comienza a formar parte de una necesidad vital.
4.- La evaluación no debe estar presidida por criterios utilitaristas; ha de realizarse analizando los procesos intrínsecos de la propia actividad y el grado de satisfacción que produce.
5.- Ayudar a descubrir el placer que genera la realización de las tareas cotidianas que se han de realizar en el tiempo libre, tales como cuidar una casa, realizar las compras, relacionarse con los vecinos, etc. Se fomenta de esta forma el valor de lo cotidiano.
6.- Desarrollar la contingencia de lo extraordinario, ofreciendo la oportunidad de realizar actividades que se salgan de la rutina diaria.
7.- Liberar tiempo para el ocio gratificante y formativo, planificando adecuadamente el tiempo libre para impedir que se pierda en actividades tales como los desplazamientos en las grandes ciudades.
8.- Detener la polarización entre los tiempos, proyectando al tiempo de trabajo las cualidades positivas que, al parecer, sólo tiene el tiempo libre.
9.- Participar en la formación de las diversas instituciones que se ocupan de organizar actividades en el tiempo libre, como son los clubes o las ludotecas.
10.- Evitar el aburrimiento y el tedio, muy frecuente en el tiempo libre tanto de los niños como de los adultos, que impiden que se lleve a cabo el verdadero objetivo del ocio: proporcionar placer y disfrute mediante el desarrollo de determinadas actividades que favorecen el desarrollo personal de cada sujeto.
11.- Compatibilizar el ocio individual con el colectivo para lograr un encuentro satisfactorio con uno mismo y con los demás.
12.- Identificar los ocios nocivos y crear un sistema de valores que genere el rechazo de esos ocios.

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